Esta noche invernal dará para contar una biografía muy interesante de una de las pocas mujeres que han trascendido históricamente en el campo de la Guitarra Clásica. Hoy es la noche de María Luisa “Mimita” Anido.

Nuestra protagonista, Isabel María Luisa Anido González, nace en Morón (Buenos Aires, Argentina) el 26 de enero de 1907 y fallece el 4 de junio de 1996 en Tarragona (España), cuando contaba con 89 años de edad.

La propia artista hablaba de la influencia de su padre, el editor Juan Carlos Anido, en sus primeros pasos artísticos. Y así, le enseñó sus primeros acordes, (todos se los debemos a alguien, en mi caso a mi primo Justo), además de acompañarla en sus primeras giras nacionales e internacionales, introduciéndola de algún modo en un mundo artístico al que su padre, por su condición editora tenía acceso, conociendo a guitarristas tan prestigiosos como Emilio Pujol, Sainz de la Maza, a quien nos hemos referido aquí como revisor de partituras de Dionisio Aguado cuando tratamos la biografía de éste el 26-1-2018: Dionisio Aguado, uno de los nuestros, Miquel Llobet, Josefina Robledo, etc.

Pero el profesor que tomó los mandos en la enseñanza de María Luisa fue el prestigioso guitarrista y pedagogo catalán Domingo Prat, que se convierte, cuando la niña apenas tenía 7 años, en su maestro y tutor artístico, gracias al cual participó en diversas audiciones musicales (1916-1918), suscitando elogios y admiración crítica.

Efectivamente, al cumplir los 9 años Anido dio su primer recital. Seguidamente estudió guitarra bajo la dirección de Domingo Prat y Miguel Llobet para convertirse en una concertista. Como vemos, el mundo de la instrucción de la guitarra era un mundo de hombres, aún más si cabe en la esfera concertística, razón por la que resulta de justicia poner en valor a esta gran artista que pudo ocupar su lugar en el mundo de la música sobreponiéndose a estereotipos y prejuicios de la época para transmitir un lenguaje musical de verdadero valor artístico. Actuó como concertista en varios países de América y Europa, así como en Japón y la Unión Soviética, obteniendo en 1921 el premio de la Asociación Wagneriana. No obstante, como es sello habitual de los guitarristas clásicos, la docencia ocupó un lugar importante en su carrera profesional; de hecho, a partir de 1941, dictó la cátedra de guitarra en el Conservatorio Nacional de Música y Arte Escénico de Buenos Aires, enseñando también en la Universidad Nacional del Litoral en Rosario.

En el ámbito de la composición, a lo largo del siglo XX, fueron muchos los guitarristas masculinos que dejaron obras de gran valor musical para la posteridad. Son los tiempos de Miguel Llovet, Andrés Segovia, a quien dedicamos aquí un espacio en este blog el 22 de mayo de 2021: Andrés Segovia, Gran Maestro de la Guitarra Clásica, Agustín Barrios, Emilio Pujol, Abel Carlevaro, Nikita Koshkin, a quien también hicimos una biografía personalizada el 1 de diciembre de 2017: Armónicos con Nikita Koshkin, Stefan Rak, Carlo Domeniconi, Andrew York, y Dušan Bogdanović. Sin embargo, muy pocas mujeres en ese período dejaron obras escritas para guitarra clásica y entre ellas está María Luisa Anido, cuyas composiciones destacan por su brevedad, en ocasiones podríamos hablar de miniaturas musicales, pero de gran valor técnico y artístico, como veremos a continuación.

Su primera obra se titula Barcarola y la compone con apenas 20 años, en 1927. Su origen argentino queda patente con su obra Aire Norteño, pieza popular, es una una danza de galanteo de parejas sueltas e independientes, de movimientos vivos, presente en muchas fiestas del noroeste de Argentina que, generalmente, viene acompañada de charangos, quenas y cajas.El charango es un instrumento de cuerda pulsada de la familia del laúd, originario de la región andina de Sudamérica, posee cinco pares de cuerdas aunque existen variaciones. La quena es un instrumento de viento de bisel, parecido a una flauta. Es uno de los instrumentos más antiguos del continente americano (su origen se puede rastrear en las culturas andinas preincaicas). La feliz asociación entre música clásica y popular resulta muy original y atractiva, aproxima la música clásica a cuantos conocen y disfrutan de su propio folklore sin haber explorado un ámbito más académico o exclusivo.

Su producción compositiva se integra también por las obras: Canción del Yucatán, Preludio campero y Aire de Vidalita (está inspirada en una de las canciones líricas más populares del folclore argentino), Canción de Cuna, Impresiones Argentinas (nueve piezas que abarcan casi todos los matices del folklore argentino), Boceto Indígena (dedicada, por cierto, a otra guitarrista prodigio de Argentina, la rosarina Lalyta Almirón), Preludio Pampeano, Variaciones Camperas, Santiagueña y Catamarqueña, inspiradas en nombres de las provincias argentinas, si bien la primera se la dedicó a su agente Omar Buschiazzo, el Misachico, Preludios Nostálgicos, que reflejan los periodos donde María Luisa vivió lejos de Argentina natal: Lejanía, Mar Gris, en los que, dentro de una atmósfera impresionista, pasa de los arpegios lentos de Lejanía, en modo melancólico, a la transformación y mezcla de movimientos de Mar, culminando con Gris en una sensación de paz y plenitud que tensiona con el color de su título.

Es hora de escucharla, claro, y como muestra me parece muy apropiada esta interpretación de Bach: https://youtu.be/4RIhIiwCzNo Maravillosa digitación y expresión, una música hermosa e intemporal en manos de una de las grandes guitarristas del siglo XX.

Pero yo quiero escuchar una de sus composiciones. Comparto con vosotr@s Mar: https://youtu.be/Nt9wD3xj33Y. Efectivamente, como antes se apuntó, los cambios y la transformación son seña de identidad de esta obra, tocada con rapidez, precisión y limpieza, una composición genial para realizar arpegios con soltura agrupando notas muy diversas y alternando posiciones alejadas pero perfectamente hiladas en esa hábil combinación de notas al aire y pulsadas. A lo largo del grado medio profesional he tenido que estudiar muchas obras de guitarra clásica contemporánea (todas de compositores varones, y eso que yo terminé mis estudios apenas un año después de fallecer Anido), pero esta obra bien podría haber formado parte del programa de estudios por su utilidad técnica y expresiva; algo que ya se está transformando a la par que llegan unos nuevos tiempos en los que la mujer ocupa su lugar también en el ámbito compositivo e interpretativo de la guitarra clásica. Podemos recordar las biografías de mujeres guitarristas clásicas como Zsófia Boros, a quien dedicamos un espacio aquí el 27 de enero de 2023: Zsófia Boros, la excelencia de la Guitarra Clásica húngara, o Anna Likhacheva, de la que también nos ocupamos el 9 de abril de 2021: Anna Likhacheva, la Guitarra Clásica de los nuevos tiempos de Rusia.

En 1976 Anido se establece en Barcelona donde reside hasta 1987, año en el que fue contratada para ejercer la docencia en La Habana, permaneciendo en Cuba hasta 1989, regresando definitivamente a Cataluña, donde estaría hasta su fallecimiento en 1996.

Querida María Luisa, me habría gustado conocerte cuando estudiaba. No estábamos tan lejos en aquellos primeros años noventa (yo en Asturias y tú en Cataluña). Habrías sido una interesante inspiración -yo tuve una profesora durante gran parte de mi aprendizaje instrumental, la guitarrista, Soledad Feijoo, que siempre estimuló mi interés por aprender y progresar-. Le dedicaste una pieza hermosa a tu madre, el Misachico (también llamado por ti Procesión Coya), nombre -el primero- dado a las pequeñas procesiones que llevan la imagen adornada de un santo que pertenece más a la familia que a la Iglesia. Seguro que tu padre merecería también una obra bien bella, ya que además de apoyarte, seguirte y animarte te regaló la famosa guitarra Torres que había sido propiedad de nada menos que de Francesc Tàrrega, a quien dedicamos en este blog una biografía el 2 de noviembre de 2018: Francisco Tárrega y “Su Capricho Árabe”, guitarra con la que debutaste como concertista en el Salón «La Argentina» de Buenos Aires, foro destinado a los más ilustres guitarristas de la época. Pero bueno, como no has registrado todas tus obras, quién sabe lo que algún investigador podría encontrar entre tus partituras ocultas. Las que han trascendido han sido sublimes e inspiradoras, el ejemplo de una pionera que derriba barreras sociales y culturales. Siempre en tu equipo, admirada Anido.

Y no me voy a despedir sin dejar el enlace de un documental más que recomendable porque allí narras en primera persona experiencias de tu vida profesional y personal a la vez que interpretas obras propias y universales con la energía, calidad y entusiasmo de aquella joven que comenzaba su andadura musical siendo apenas una niña, honrando con honestidad y nobleza a nuestro querido instrumento, haciéndolo crecer con el folklore argentino sin perder toda la riqueza de la tradición europea. Y como colofón, quiero reproducir esta frase de uno de tus profesores, Miguel Llovet: “María Luisa Anido fue para mí una revelación. La impresión que me produjo no se borrará jamás de mi mente. Dotada de un temperamento artístico de primer orden, se adapta admirablemente a todos los estilos y formas musicales y en cuanto a su tecnicismo, no sólo es insuperable, sino que en muchos aspectos sobrepasa todo lo imaginable”.

https://www.youtube.com/watch?v=JltKptGhSk0