Esta noche toca hablar de una guitarrista sobre cuyas prestaciones tuve noticia en abril de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia del covid19, cuando llegó a mi whattsApp un vídeo de una versión de la archiconocida canción de los Dire Straits “Sultans of Swing”. Estoy hablando de la joven guitarrista húngara que gira con el nombre de RockMilady, que, como veremos, esconde no sólo a una fenomenal intérprete de guitarra sino también a una notable compositora y cantante.
Sus comienzos en la música se iniciaron a los 14 años, con la ayuda de un profesor particular de Guitarra Clásica, lo que en un instrumento tan solitario como éste siempre es de agradecer, por más que haya asignaturas como el lenguaje musical, la armonía, el transporte, repentización y acompañamiento, formas musicales, etc., que se reciben en clases colectivas, pero la atención personalizada de un profesor que pueda detectar vicios posturales o errores técnicos de base en la pulsación resulta impagable en esas primeras lecciones.
No se conformó nuestra protagonista de hoy únicamente con la guitarra, también probó el bajo eléctrico ya que quedó cautivada por el visionado de un concierto de Level 42 (banda británica de estilo funk-pop que pegó fuerte en el mundo musical durante los ochenta) y por el compositor, músico y productor de Jazz neoyorkino Marcus Miller, disfrutando de todo lo variable y fantástico que aporta este imprescindible instrumento moderno.
RockMilady lleva componiendo sus propias canciones desde 2014, algunas por encargo de otros músicos y bandas, y otras que ha compartido e interpretado con éxito, llegando a grabarlas en estudio.
Es probable que el húngaro sea uno de los idiomas más difíciles de entender, hablar y escribir, pero además nuestra joven artista tiene un procedimiento de creación musical peculiar y aparentemente muy complicado. Escribe sus canciones en inglés aunque las versiones finales están en húngaro, en parte por la belleza y musicalidad de su idioma matriz pero también porque su público es mayoritariamente magiar. La originalidad de este método tan personal se evidencia en sí misma, pero su complejidad me parece destacable. Mi experiencia en la composición, que ha estado presente desde mis inicios en la música, siempre se ha articulado partiendo de una melodía aséptica a nivel temático, que surge de forma espontánea sin relación concreta con nada en especial, y que un tiempo después decido que se convierta en una canción sobre una experiencia o tema determinado amoldando la letra a la melodía inicial, cuyas notas y figuras permanecen prácticamente inmutables. En esta línea de trabajo sí se puede cambiar el tempo, la instrumentación, el acompañamiento, etc., pero la letra es esclava de la música. Reconozco que no es éste el proceso habitual de creación de canciones, pero es el que me gusta y el que mejor sé hacer. Hace más de veinte años comenté esta forma de trabajar en la composición con el destacado oboísta de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA), Juan Pedro Romero, quien me decía, con todo su conocimiento como músico profesional y con la amabilidad que le caracteriza, que, a su juicio, el proceso debe ser el inverso: partir de un libreto con letra a la que se sume la música a su servicio (como si fuera una Ópera). Seguramente el bueno de Juan Pedro tiene buena parte de la razón pero yo sigo en mis trece de subordinar la letra a la música.
En esta tesitura y volviendo con RockMilady, su proceso compositivo me plantea la duda de si una vez construida la canción en inglés (ya con simbiosis entre letra y música), será capaz de mantener el patrón melódico y rítmico al trasladarla al idioma húngaro. No me parece posible porque no se corresponden la extensión de las palabras, sus acentos o la propia traducción no literal entre ambos idiomas, etc., lo que en buena lógica modificaría la melodía. Pero me gustará preguntarle. En cuanto se pueda volver a viajar con normalidad y superemos esta crisis sanitaria internacional me doy un voltio por Budapest a la caza y captura de esta guitarrista (desde luego que en un volvo blanco, negro o beige, que sé de buena tinta que son sus preferidos, y la invitaré al mejor chocolate de Budapest, propuesta que no podrá rechazar).
No obstante, hablamos en cualquier caso de un trabajo compartido ya que RockMilady agradece la colaboración de sus letras en húngaro al poeta y músico Keszei L. András y a Michael Blunt.
La temática de sus canciones es profunda e íntima, canta al amor y a los sentimientos y emociones más característicos de los jóvenes y no tan jóvenes. En esta línea vuela la canción “Only the Silence Answers…”, tema que sirvió para la presentación de su primer videoclip, en un ejercicio de exposición sincera de su propia personalidad desprovista de la parte imaginativa y ficticia de tantas canciones del Pop Rock, igualmente legítimas, pero esta compositora tuvo el empeño de tratar de mostrarse a sí misma y contar su propia historia, y esto, además de legítimo, resulta muy valiente.
Sus inicios con la Guitarra Clásica tuvieron un reflejo y tributo en otra de sus composiciones, en este caso instrumental, titulada “Rock Serenade”, en la que RockMilady muestra el respeto y admiración por tantos y grandes compositores clásicos de guitarra.
Sus influencias son muy heterogéneas en estilos y cantantes. Si hablamos de voces femeninas RockMilady se encandiló con la voz de Tina Turner, Whitney Huston o la recientemente fallecida Marie Frediksson (cantante de Roxette). En cuanto a voces masculinas se decanta por Brian Jonhson (vocalista de ACDC) o el cantante húngaro de Rock Deák Bill Gyula.
Sus grupos favoritos, aquellos que estimularon que siguiera su trayectoria por los misterios de las sendas del Rock, son: The Eagles, Pink Floyd, y, especialmente, David Gilmour, además de las leyendas de la guitarra eléctrica precedentes como Richie Blackmore, Jimi Hendrix, Sammy Hagar, Jimmy Page, Andy Scott, Gary Moore, Angus Young o Brian May, junto con los guitarristas húngaros, Tátrai Tibor y Alapi István.
No son malas influencias, desde luego que no, como tampoco lo serían para ellos buena parte del repertorio de solos de RockMilady. Sobre algunos de esta selecta lista de guitarristas influyentes en su estilo hemos tratado aquí: Angus Young el 13 de julio de 2018: Angus Young o, mejor dicho, ANGUS YOUNG, “el trueno de Glasgow” Gary Moore el 27 de julio de 2018: Gary Moore: te has ido demasiado pronto ¡Cuánto echamos de menos tu talento! ; Brian May el 16 de noviembre de 2018: Brian May, el Show debe continuar o Jimi Hendrix el 8 de marzo de 2019: Jimi Hendrix: contigo empezó todo.
La razón de traer a este espacio guitarrístico a esta joven artista vino motivada por un doble estímulo. Como indiqué al principio, en el mes de abril pasado, mi compañero de grupo José Ramón Paredes me hizo llegar el vídeo de la cover de “Sultans of Swing”, que escuché a la par que paladeaba un café cargado a primera hora de la mañana, interpretación que me gustó sobremanera puesto que lo compartí seguidamente con una vieja amiga (vieja la amistad y joven la chica, espero haberlo aclarado). Sin embargo, pese a que en todos estos meses tuve en mente redactar una biografía personalizada sobre RockMilady, en estos días recibí curiosamente el mismo vídeo de otro amigo de la infancia, Rafael Alejandre, quien me descubrió a la portentosa guitarrista francesa Tina Setkic, cuya biografía tratamos aquí el 9 de octubre de 2020: Tina Setkic, la revolución eléctrica de los clásicos. Y dos veces no iba a dejar escapar la idea, estaba claro que sería la siguiente entrada de este blog, con la doble satisfacción de que se trata de una guitarrista, (y aún son pocas en comparación con las biografías de sus homólogos masculinos), y además, muy especialmente, porque esta chica es una intérprete que por su calidad técnica y expresividad artística, merece ocupar este espacio en compañía de tantos grandes de nuestro querido instrumento.
Seguidamente comparto con vosotros el enlace de este vídeo de RockMilady en el que se presenta e interpreta de forma original y muy notable un tema de gran dificultad técnica como es “Sultans of Swing” de los Dire Straits: https://m.youtube.com/watch?v=4WqAe7e_H5o&list=RDxBGnLVlVH1E&index=20
En otras ocasiones escribo a la par que escucho la canción. Hoy no, desde luego. No quiero perder ni un fotograma de este vídeo por la calidad musical de su interpretación pero sobre todo por el dominio técnico de su mano derecha, combinando arpegios con acompañamiento de acordes en técnica de rasgueo (pero sin púa), con una limpieza y pulcritud rítmica sensacional, y para que no falte de nada, incluso con una nota tenida accionada con la palanca de vibrato al final del primer solo.
Pero es que una interpretación que combina visualidad y sonido, requiere expresividad y movimiento, y RockMilady domina la escena con la seguridad de ese actor de reparto que sabe que puede sustituir con éxito al actor principal: elegancia, simpatía y magnetismo.
El vídeo, ahí es nada, tiene más de 14 millones de reproducciones.
Entre sus canciones propias hay que destacar: la reciente “Be my Victim!“, transgresora e impactante sobre las relaciones ocasionales, “I rolling rocks”, sobre el clamor interno del amor cuando la inseguridad te rodea, “It will be nicer without you”, como válvula de escape a las relaciones tóxicas, o “You can´t scape anyway”, con la contradicción y desequilibrio que rodea a tantas relaciones amorosas. Las letras de las canciones de RockMilady están disponibles en su página web, junto con buena parte de sus vídeos y aspectos interesantes de su trayectoria profesional: http://www.rockmilady.hu/en/lyrics.
No cabe duda de que el talento fluye en cualquier rincón del planeta y la orilla del Danubio no iba a ser una excepción en un país de una tradición musical tan rica como es Hungría. Y efectivamente estoy contigo, admirada RockMilady, en que la ley física consistente en que la energía no se desperdicia sólo se transforma es exportable a la música y, como tú mantienes, Rock is everybody´s (El Rock es de todos, y yo añadiría: la música es de todos).
Tu calidad creativa e interpretativa te ha colocado en el escaparate mundial de la música. No dejes que el ruido te aturda y mediatice el control de las riendas de tu vida y de tu carrera, ya que, como agudamente dices en tu canción “Only the silence answers…”, algunos sonidos se esconden en el corazón del silencio. Y contestando a la pregunta de tu canción, por supuesto que alguna vez, rara vez, escuché el silencio hablándome, pero para ello tienes que tener el interruptor que apaga todo lo artificioso y mecánico que nos rodea e impide escucharnos a nosotros mismos. ¡Qué te puedo yo contar que no sepas ya!
Una carrera sólida se cimenta en el conocimiento, el sacrificio y la mejor estrategia para sacar las fortalezas de un talento que tienes a raudales. Estoy convencido de que versiones tan populares y sobresalientes como la de “Sultans of Swing” estimularán la curiosidad por conocer y disfrutar de tus canciones propias, que a mi juicio exponen letra y música de calidad, y jugando con tu canción “Be My Victim”, desde luego que no quiero ser tu víctima, “salvaje” y extraordinaria guitarrista, pero “estaré en tus pasos, seré tu sombra”, en cada capítulo de tu trayectoria, que ojalá más pronto que tarde te traiga a España de gira con tu banda y puedas sentir el reconocimiento del cálido público español. Y es que con todo lo que has compartido en tus canciones “tú ya no puedes escapar” (“You can´t escape anyway“), estás rodeada de un ejército de seguidores. Y a mí, como en una de tus canciones sugieres, también “me interesa lo que trae el mañana y lo que lleva el ayer” pero nunca más que lo que en este preciso instante escucho: tus solos en la guitarra azul.