Pues con las primeras nieves del pre invierno, en estas tierras del Norte de España, voy a trazar esta tarde los aspectos más destacados de la trayectoria musical de la gran guitarrista croata Ana Vidović.

Nace en Kardovac, cerca de Zagred el 8 de noviembre de 1980. Con apenas 5 años Ana comienza a tocar la guitarra siguiendo la estela de su hermano Viktor. En varias ocasiones hemos mencionado aquí la dificultad de tocar nuestro querido instrumento de cuerda pulsada en tamaño senior cuando los dedos del intérprete son tan pequeños como los de niños de esta edad, en las que las posiciones y el pisado de cuerdas de la mano izquierda confronta con la anchura convencional del mástil y especialmente con las distancias entre los primeros trastes del instrumento (ya no digamos cejillas, para pisar las seis cuerdas). Es cierto que hay guitarras de menor tamaño pero no son demasiado comunes en las tiendas de instrumentos, como sí ocurre con los instrumentos de arco (especialmente el violín y la viola, con formatos diseñados especialmente para niños). En cualquier caso, esto responde a la demanda del mercado que es aún menor en Guitarra Clásica que en violín, además de que la edad media de inicio en uno y otro instrumento es muy diferente, puesto que la guitarra empasta más con preadolescentes y el violín con niños.

Para que veáis que mis recurrentes críticas a la ausencia de guitarras clásicas adaptadas para niños están sobradamente justificadas comparto este enlace de un vídeo de una Ana Vicović de apenas 7 años tocando en público, muy bien por cierto, una guitarra de tamaño convencional: https://youtu.be/0E0oD9F2TVQ.

Nuestra protagonista de hoy saca partido a su precoz inicio en el mundo de la música, con un talento descomunal, que no pasa desapercibido para sus primeros maestros. Con tan solo trece años se convierte en la estudiante más joven en asistir a la prestigiosa Academia Nacional Musical en Zagreb, donde recibió clases del profesor Istvan Romer.

Estamos hablando de la institución de enseñanza musical más importante de Croacia con 12.000 metros cuadrados repartidos en 10 plantas, contando con 150 empleados y 550 estudiantes. Se fundó bajo el nombre de la Escuela de Música del Instituto Croata de la Música en 1829. La Academia de Música pasó primero a ser Conservatorio para, más tarde, convertirse en Real Academia de Música en 1922 e integrarse en el organigrama de la Universidad de Zagreb.

Es cierto que Ana era aún muy joven (trece años), pero con una experiencia de ocho años en los estudios de música y guitarra. Pese a integrarse por sus méritos en la Academia Nacional Musical de su país, pronto trasciende internacionalmente su alta capacidad en el dominio técnico del instrumento. En los tiempos que vivimos, con sistemas de comunicación tecnológicos tan avanzados e inmediatos resultaba lógico que una estudiante tan especial y destacada, ya expuesta en el escaparate de una gran institución musical de Croacia, pudiese ser reconocida y reclamada por los Conservatorios y Universidades más prestigiosos del mundo.

Vidović recibe una invitación para estudiar en el Conservatorio Peabody en Baltimore, Estados Unidos, donde se graduó en mayo de 2003. Como también alguna vez hemos comentado en este blog, los estudios musicales en Norteamérica se cursan en las Universidades como otras disciplinas del conocimiento, por lo que la graduación de Ana representa el título de cualquier carrera universitaria (o, anteriormente, en nuestro país la licenciatura), contando, por tanto con una formación sólida y prestigiosa en su campo instrumental.

A la par que profundizaba en sus estudios musicales, Ana Vidović participa desde muy niña y con gran éxito en buena parte de concursos musicales y artísticos tanto en Europa como en Estados Unidos. Los más destacados pueden considerarse: la Competición Internacional Albert Augustine, en Bath, Inglaterra; la competición Fernando Sor en Roma, Italia; y la competencia Francisco Tárrega en Benicasim, España. Si bien el nombre del festival inglés es de una reconocida marca de cuerdas de guitarra (Albert Augustine), el festival de Roma y el de España llevan asociado el nombre de dos grandes guitarristas españoles: Sor y Tárrega, a los cuales se les dedicó un espacio a cada uno en este blog el 5 de octubre de 2018: Fernando Sor, Maestro de maestros y el 2 de noviembre de 2018: Francisco Tárrega y “Su Capricho Árabe” respectivamente. Y es que la guitarra, y especialmente en su especialidad clásica, está íntimamente ligada a España y a su tradición cultural.

Merece la pena escuchar el siguiente fragmento que comparto ya de una Ana Vidović en plena juventud, tras su sacrificado proceso de estudios de altísima exigencia, de una versión del tema universal de The Beatles titulado Yesterday: https://youtu.be/ofRkFNLU9lY.

Cuando una guitarrista como Ana tiene ese dominio técnico resulta curioso escuchar una adaptación de un tema popular moderno, aparentemente no muy exigente, por más que sea un “temazo”, pero que en sus manos se torna realmente en una obra especial, en parte original, puesto que su interpretación tiene la impronta de su pulsación, de su alma interior, pero que no desvirtúa cada uno de los pasajes melódicos más reconocibles de la canción de Paul McCartney, por más que sus arpegios envuelvan la melodía cantada como el mejor papel de un regalo de Navidad, ese papel que conservas perfectamente doblado como un presente en sí mismo.

Sus recitales de guitarra han llegado a muchos países de prácticamente toda Europa, a toda la vasta geografía estadounidense, a Hispanoamérica, a Australia y a varios países de Asia como Japón, Indonesia o Corea del Sur.

Sus mejores virtudes como guitarrista son, además del hermoso tono de pulsación y su técnica precisa, la definición de su fraseo: cada pasaje melódico resulta tan claro como bien resuelto, con una maestría de ejecución tan segura como reflexiva, lo que transmite a la perfección en sus conciertos, impasible a cualquier efecto sonoro externo (en uno de los vídeos que posteriormente compartiré, suena un estornudo bien estridente y en otro un móvil a todo gas).

Observemos esta fenomenal interpretación del tema “Asturias” del pianista y compositor Isáac Albéniz: https://youtu.be/inBKFMB-yPg obra universal que ha paseado el nombre de Asturias por todo el mundo, un regalo para el alma.

Su carrera discográfica se compone de seis discos, destacando además un DVD lanzado por Mel Bal Publications titulado Guitar Artistry in Concert, un viaje maravilloso a través de la música del guitarrista español Torroba, del argentino Piazzolla, del franco-argelino Bensusan, del brasileño Villa-Lobos y del salvadoreño Mangoré, todos del Siglo XX a excepción de Bensusan que aún está en activo y con recorrido por delante; y Guitar Virtuoso, una amalgama de obras de clásicos universales como Bach o Paganini, maridados con compositores del Siglo XX como el mencionado Torroba o el inglés Walton.

Sus colaboraciones con orquestas son fluidas y entre ellas se encuentran: la Sinfónica de Asheville (Carolina del Norte), Sinfónica de Bangor (Maine), Filarmónica de Erie (Pensilvania), Filarmónica de Evansville (Indiana), Orquesta de Eslovenia, Filarmónica de Zagred o la Orquesta Sinfónica de la Radio y Televisión de Croacia.

Mi interés por la carrera de Ana Vidović se amplificó recientemente al tratar aquí la biografía de la maravillosa guitarrista francesa Tina Setkic, el pasado 9 de octubre de 2020, puesto que la guitarrista croata es una referencia en la estimulación musical de Setkic, por lo que respecta a su faceta clásica, puesto que ya conocemos que Tina interpreta con la misma brillantez a la guitarra eléctrica pasajes de Hard Rock de alto voltaje. Desde luego que Tina apunta con precisión a Ana Vidović como un espejo en el que mirarse y crecer, no para parecerse a ella, pero sí para captar su esencia y transformarla con una forma de tocar propia y original. Tina es insultantemente joven y tiene un margen de mejora aún por descubrir, pese a su extraordinario nivel interpretativo.

Hace unos meses que he vuelto a redescubrir la Fuga de Bach en Mi Menor, obra de alta dificultad, de último curso del grado profesional, pero que a medida que uno es capaz de domar la partitura la satisfacción de su resultado, compensa la pendiente, que es acusada, desde luego. Durante varias semanas la tocaba cuatro veces al día hasta que logré disfrutar de ella; desde luego bastante más que en mi etapa de estudiante: si en lugar de las Variaciones de Giuliani me hubiera tocado interpretar la Fuga hubiera suspendido el examen de Sexto de Guitarra. Pero hoy, más de veinte años después, quiero tener la seguridad de que si tuviese que tocar la Fuga saldría airoso. Por ello me he marcado el objetivo de practicarla hasta interpretarla con seguridad y fluidez para realizar una grabación en el estudio probablemente con guitarra eléctrica a la que maridaré con uno de los cien sonidos de mi nuevo amplificador Marshall COD 50 o quizás alguno de los múltiples efectos de mi pedalera Roland ME-80.

Curiosamente, he encontrado en Ana Vidović el estímulo que precisaba. En uno de sus vídeos, que compartiré seguidamente, hace una interpretación de clásicos de 35 minutos, entre ellos del gran Johann Sebastian Bach, y precisamente se cuela entre sus obras la Fuga de Bach, es justamente en el minuto 8:27 del vídeo y dura algo menos de cinco minutos: https://youtu.be/1ZRtBJRQ80w. Es un placer escuchar a Ana destacando las voces de la obra con tanta claridad y calidad de sonido. Escucharla es abrazar la partitura con el interés y estímulo necesarios para llevar a buen fin este proyecto.

En fin, Ana, me pregunto cuántas noches habrás dormido en hoteles, edificios universitarios, domicilios de colaboradores o representantes, tan lejos de tu Croacia natal. Probablemente más de las que has estado en casa, puesto que desde muy joven saliste a estudiar, primero fuera de tu ciudad, Kardovac, luego fuera de tu país rumbo a Estados Unidos, y desde entonces los conciertos internacionales han sido tu día a día y tu noche a noche. Alguien podrá decir que es una vida muy sacrificada para una niña tan jovencita, que necesitaba dos pies de elevación para salir a escena con 7 años y esa guitarra de apariencia elefantiásica a tu lado, cuya mano derecha no llegaba a pulsar las cuerdas a la altura de la boca del instrumento, y que tu cabecita parecía acoplarse al mástil… pero… ¡Oye! ¡Cómo tocabas! No en vano participaste en el Concurso Eurovisión para Jóvenes Artistas, además de obtener el premio Mauro Giuliani en Italia, el Printemps de la Guitarra en Bélgica y la Audición Internacional de Jóvenes Artistas en Nueva York (unidos a los prestigiosos premios ya citados).

Estoy seguro de que ésta es la vida que ansiabas y para la que has nacido, pero si alguna vez esa mirada confiada y ese temple en tus manos se resquebrajaran por una puntual inseguridad puedes leer lo que han escrito de ti quienes han tenido el privilegio de compartir escenario contigo: como Ann Silverberg, tras un concierto en marzo de este año en Clarskville (Tenessee) : “Todos estaban emocionados, la audiencia la amaba, los estudiantes la amaban, fue un enorme éxito”; o el Director de la Baltimore Chamber Orquestra, Lockwood Hoehl: “La actuación de Ana fue fantástica. Y es muy agradable y amable con todos en el escenario y con el público, todos estábamos muy contentos con ella en todos los sentidos”; como contento estoy yo de haber rastreado tu biografía, en la que también ha habido espacio para tres documentales del gran Director de Cine croata Petar Krelja, y es que profundizar en tu carrera, visionar tus interpretaciones en Youtube son un regalo de Navidad anticipado, el tempo de tu interpretación de la Fuga de Bach será mi salvoconducto para salir airoso de la obra. Pero yo no me conformo sólo con tus interpretaciones, ya te aviso. Seguro que escondes obras propias que con tu actual reconocimiento internacional serían sin duda apreciadas en tus conciertos. ¿Te las vas a guardar? Mira que tienes guitarras lindas en tu lugar de grabación de los vídeos pero si yo tuviera cinco minutos de impunidad me llevaría tus partituras sólo para aprenderlas (te las devolvería sin apropiarme de una sola nota). Seguro que están a la altura de todos esos grandes compositores a los que has hecho mejores con tus interpretaciones.