Esta noche, tras haber asistido a la entrega del V Premio de la Igualdad “Alicia Salcedo”, que concede el Colegio de Abogados de Oviedo -al que tengo el honor de pertenecer-, galardón que fue concedido con todo merecimiento a Patricia Viseur Sellers, jurista, profesora y consultora del Tribunal Penal Internacional, voy a dedicar las próximas dos horas largas a explorar la trayectoria artística de una joven compositora y guitarrista. Hoy es el turno de Tash Sultana.

Nuestra protagonista, Natasha Sultana, nace en Melbourne (Australia) el 15 de junio de 1995, por lo que cuenta con 26 espléndidos años. Pese a su juventud es una auténtica veterana de la interpretación a la guitarra teniendo en cuenta que comenzó a tocar con sólo 3 años, edad en la que resulta muy difícil la práctica con nuestro instrumento ya que, a diferencia de los de arco, dispone de menos alternativas comerciales en gama de tamaños, por lo que pulsar y fijar las posiciones con dedos tan pequeños como los de una niña de esa edad resulta, y bien lo sabe Sultana, una dificultad añadida; pero el regalo de una guitarra por parte de su abuelo resultó ser el inicio de este maravilloso viaje musical que acaba de comenzar.

Su ciudad natal (Merbourne) fue también su territorio de vida pese a que, como ocurre con muchos australianos, su familia tiene origen europeo, en concreto de ascendencia maltesa.

Algun@s nos quejamos, -sólo de cuando en cuando-, de las complicaciones que nos buscamos por tocar un instrumento, que muchas veces pensamos que es el más difícil o el más delicado. En el caso de Sultana no le queda tiempo para quejarse ya que es capaz de tocar, además de la guitarra, instrumentos tan diversos y complejos como el bajo, saxofón, flauta, trompeta y percusión; y así hasta llegar a 20 (me imagino que si “se enfada” puntualmente con uno de ellos pasa a tocar el siguiente sin quejas ni pérdidas de tiempo, que en todos los órdenes de la vida, y en la música especialmente, es un bien escaso que hay que maximizar con sentido y consistencia).

Sultana es una artista callejera, dicho no ya con el mayor de los respetos sino con el honor que artistas como ella han conquistado: dignifican y proyectan el arte, regalando su talento a espectadores anónimos que no esperan un concierto y que en un momento mágico se encuentran en él. En su performance aparece con su guitarra eléctrica y el juego de amplificadores, pedaleras y efectos que transporta en un carro de mano.

La música para Sultana es algo más que una pasión de vida y la composición ha resultado terapéutica en un camino que ha tenido sus vaivenes emocionales. La musicoterapia, disciplina que es grado universitario en muchos países, consiste básicamente en usar las respuestas y conexiones de una persona con la música para estimular cambios positivos en el estado de ánimo y el bienestar general (de ahí su vinculación con la Psicología). Sin duda, tal inmersión, que Natasha experimentó, resultó positiva para la persona -alejándose de la ansiedad y el dolor- y para la artista -que incentivó su talento compositivo-.

En poco tiempo, porque todo resulta trepidante en su vida, pasa de tocar en las calles de Melbourne a los grandes escenarios, no sólo de su país sino también de diversas partes de Europa. Su estilo es una mixtura de varias influencias musicales como es su propia condición personal (australiana de ascendencia maltesa con influencia cultural tan diversa como rica), un crisol musical de los nuevos tiempos, y así su música puede sonar indie pop (un derivado del pop cuyas melodías suelen ser más suaves, melódicas y menos ruidosas con respecto al indie rock), rock o reggae (estilo desarrollado principalmente entre 1969 y 1983, un período de gran diversidad musical en el que el bajo eléctrico asumió un papel más central, generándose un estilo que conforme fue pasando el tiempo aumentó la influencia de las tradiciones musicales africanas en las letras y el sonido).

Natasha no solamente es una multi instrumentista excepcional, sino que tiene un don adicional con su voz: el beatbox, así se llama esta habilidad vocal, ya que es capaz de imitar sonidos, especialmente de instrumentos musicales como la batería, bombo, platillos, caja de ritmos, entre otros, con la capacidad de producir combinaciones rítmicas, compases y sonidos musicales utilizando el aparato fonador (labios, boca, pliegues vocales, etc.).

En 2008, con solo 13 años, Sultana fue la vocalista de la banda Mindpilot, integrada también por Patrick O’Brien, Emily Daye y David Herbert, en la que permaneció hasta 2012. Esta banda ganó varios concursos de Battles of the Bands en Melbourne (formato concursal que consiste en abrir una competencia musical entre varias bandas determinando la audiencia el ganador). El grupo se disuelve en 2012 y Natasha comienza a volar sola y, como veremos, vuela muy alto.

​Uno de los primeros éxitos fue Jungle en 2016, cuyo enlace en Youtube, comparto seguidamente con los querid@s amig@s que leen el blog: https://youtu.be/Vn8phH0k5HI.

En apenas una semana este enlace había alcanzado el millón de visitas. En la actualidad este vídeo casero ha superado los 40 millones de visitas (la práctica totalidad de habitantes de un país medio como España). ¡Casi nada!

Precisamente la razón de traer hoy al blog a esta genial artista se la debo a mi Codirector-Tutor de Tesis Doctoral, el Doctor D. Juan Ramón Liébana Ortiz, que el viernes pasado compartió el vídeo de Jungle con sus seguidores en Twitter entre los que me encuentro. Enseguida quedé magnetizado por el tema y sobre todo por su autora y, claro está, no iba a dejar pasar más que unos días en escribir una biografía personalizada sobre su trayectoria musical.

En esta exitosa composición despliega buena parte de sus habilidades instrumentales y vocales, pero lo más alucinante para mí es esa expresividad torrencial que resulta introspectiva al comienzo, en la que parece ajena a la audiencia, para acabar cautivando al espectador con su dominio técnico del instrumento y su refinada coordinación cuando pone a trabajar las cajas de ritmos y los efectos envolventes que escoltan su sonido. En este tema también puede verse su brillante técnica vocal de imitación de sonidos (beatboxing).

Poco después Natasha, graba con la productora Nikita Miltiadou el EP Notion, a través de su propio sello discográfico independiente, Lonely Lands Records, alcanzando la posición máxima del número 8 en las listas ARIA (principal lista de ventas de música de Australia emitidas semanalmente por la Australian Recording Industry Association); trabajo en el que se integra Jungle. Gracias a todas esas visualizaciones de tantos seguidores se pudo realizar una gira mundial que agotó entradas a principios de 2017. ¡Cuántos de los que se quedaron sin entrada -sobre todo australianos- habrán pensado que pasaron al lado de esta excepcional artista sin darse cuenta cuando tocaba en la calle!

Vivimos demasiado rápido y no somos capaces de pararnos unos instantes y disfrutar de un minuto que no estaba previsto en nuestra saturada agenda (muchas veces repleta de vulgares actividades e insanas vivencias, cuando no de tóxicas compañías).

Dos de los temas de este EP, Jungle y Notion entraron en el Triple J Hottest 100 (se trata de una encuesta anual de oyentes de música, organizada por la estación de radio juvenil australiana nacional financiada con fondos públicos): Jungle con el número 3 y Notion con el 32. En 2017 colocó a Mystik en el número 28, Murder to the Mind en el número 43, y Electric Feel en el número 78.

Nuestra artista viene participando en buena parte de los más importantes festivales de música en Australia: el Woodford Folk Festival (es un festival anual de música y cultura que se celebra cerca de la ciudad semirrural de Woodford, a 72 km al norte de Brisbane, Queensland, Australia, uno de los eventos culturales anuales más importantes del país); el Southbound Festival (en el sur de Londres, que reúne lo mejor de la música dance del Reino Unido), y el St Jerome’s Laneway Festival (conocido comúnmente como Laneway, comenzó en Caledonian Lane, Melbourne, Australia, en 2005, siendo en sus inicios un evento de música independiente, con el tiempo el festival creció en popularidad y se expandió a cinco ciudades australianas: Melbourne, Sydney, Brisbane, Adelaide y Fremantle, así como a Auckland, Nueva Zelanda y Singapur); además de realizar actuaciones multitudinarias al aire libre en el Sidney Myer Music Bowl de Melbourne y el Riverstage de Brisbane.

Hoy es una de las noches que más música estoy escuchando de la artista sobre la que escribo, en parte porque estoy descubriendo sus temas y, también, porque su sonido empasta fenomenalmente con mi labor, es una música envolvente, evocativa, más relajante que estridente, lo que me permite potenciar la concentración. Para que veamos la gama de colores de su música comparto el enlace del tema Maybe You’ve Changed con nuestra artista al piano y esa voz tan dulce y profunda; el dominio vocal de Natasha es brutal y es que el tema lo canta “viviendo” cada una de sus notas, es como si este singular ser en lugar de respirar cantase para seguir viva: https://youtu.be/Vjg2QddvdfA?list=PLw3A77RRI5PAK4kn_0iWKeXshjchFyGu5.

Pese a haber tocado ya en multitud de escenarios internacionales su primer LP se hace esperar: Flow State, lanzado el 31 de agosto de 2018. Los canales de comunicación de la música están hoy intensamente relacionados con las redes sociales y así, el 13 de junio de 2018, Sultana envió un mensaje privado de Facebook a seguidores seleccionados, con un video de un adelanto de un nuevo sencillo titulado Salvation, acompañado de imágenes en el estudio, y, poco después, el 21 de junio, la fecha de lanzamiento del nuevo álbum y sus canciones, lo que ya permitió realizar reservas del disco entre sus fans.

Con este talento artístico no resulta extraño que otros artistas hayan querido colaborar con ella: es el caso del cantante y compositor australiano Matt Corby (1990) en el tema Talk It Out, o del grupo alemán de folk/rock Milky Chance en el sencillo Daydreaming en 2019.

Y no es que únicamente las redes sociales sirvan a la promoción de la música, sino que han sido decisivas para captar a los nuevos miembros de la banda de Sultana, que en 2020 decidió reclutar, dando una vuelta más a su carrera musical para exponer sus composiciones en formato grupal (quedando atrás las habituales interpretaciones en solitario junto con su legión de instrumentos). Un regreso a los orígenes de su banda adolescente Mindpilot, pero con la consistencia de más de una década de conciertos y madurez compositiva. El nivel musical de Sultana merece acompañantes de lujo y en las redes tiene legiones de buenos músicos a los que involucrar en sus nuevos proyectos. Seguro que sus elecciones serán atinadas y en lógica reciprocidad los elegidos estarán contentos de serlo y se sumarán al proyecto para aportar su talento y dedicación; suben a un tren artístico de levitación magnética.

Ya con formato banda, llega su segundo álbum de estudio titulado Terra Firma (2021). Un EP y dos LPs han sido suficientes para lanzar mundialmente a Sultana y ha sido precisamente por su capacidad de llegar a un público mayoritario a través de Internet. Un caso similar, en cuanto a la habilidad para lanzar interpretaciones por YouTube es el de la guitarrista francesa Tina Setkic cuya biografía compartimos en este blog el 9 de octubre de 2020: Tina Setkic, la revolución eléctrica de los clásicos, cuyo buen hacer musical ha sido reconocido por su ejército de seguidores en la red.

Hora de “apagar la luz”, admirada Sultana, he disfrutado intensamente con tu música y tu forma de tocar la guitarra, embelesada en ti misma como si el mundo por momentos desapareciera y, sin embargo, con un simple chasquido de voz “regresas” al escenario y nos regalas una expresividad conmovedora. Eres una escapista del miedo escénico, tocas con la naturalidad y confianza de quien sabe dónde está cada pedal, cada efecto, cada pasaje instrumental, seleccionando cada sonido al servicio de tu idea interior. Tocar varios instrumentos -y muy bien- no ha mediatizado tu gran hacer con la guitarra (seguro que es tu instrumento preferido), adquiriendo un dominio técnico de primer nivel. Para muestra, este tema: Blackbird con guitarra acústica de 12 cuerdas y cejilla en el tercer traste: https://youtu.be/DnGPxmxVTuE.

¡Qué interpretación más racial a la par que técnica! ¡Cómo has multiplicado el talento que ya tenías de niña cuando tu abuelo te regaló la primera guitarra! No me extraña que tu joven padre, entusiasmado contigo, haya decidido dejar su trabajo para incorporarse a tu staff. Y eso que tuviste una época sombría, si me apuras, hasta sórdida, con unas experiencias que quizás tenías que vivir para dotar a tu música de esa psicodelia bien perceptible y cautivadora. Pero ¡querida amiga! la línea de las sustancias nunca está bien definida y siempre te hace trampas para robarte tiempo y vampirizar tu talento. De cualquier forma, esa parte de tu vida no quiero conocerla, me basta saber que la has derrotado, porque la música es más fuerte y dirigida por ti es indestructible, cada guitarra que incorpores a tu escuadrón será una defensa preventiva contra los hábitos poco recomendables. Tu influencia interpretativa ha tenido el premio del lanzamiento de una Fender Tash Sultana. Seguro que suena de cine, pero siempre mejor con tus falanges.

¡Qué bien te quedan -por cierto- esos tatuajes y anillos que blindan tus dedos! Tocas de cine, querida Natasha, y cantas con el alma, con una imperturbable confianza expresiva, proponiendo una amplia gama de capas y colores musicales gracias al conocimiento de todos los avances tecnológicos que los nuevos tiempos ponen al servicio de la música, de tu buena música, aunque algunos excesos vocales te hayan dejado fuera de juego en alguna gira (como ocurrió con aquella laringitis diagnosticada tras el lanzamiento del tema Murder to The Mind). Hay que cuidar esa voz versátil y personal, ya que, pese a tu experiencia, tu carrera no ha hecho más que comenzar, eso sí, con el éxito y reconocimiento bien merecido del público y de la crítica que, como no podía ser de otra forma, te nominó a 4 premios ARIA de tu país (artista revelación, mejor lanzamiento independiente, mejor álbum de blues y raíces y mejor directo). Pero, créeme, que aunque los grandes premios de difusión planetaria llegarán más pronto de lo que te imaginas, el regalo de tu música y de tu personal interpretación resulta infinita y universalmente mayor que cualquier premio que un gran artista pueda recibir.

Y voy a cerrar esta interesante biografía con Pretty Lady de 2020, en cuyo vídeo musical pones a bailar a familiares, amigos y seguidores de todo el mundo. ¡Qué mejor manera de culminar un viernes noche! Tu música, una cerveza bien fría y… ¡olvidémonos por unas horas del oscuro color de la actualidad!

https://youtu.be/mj2_4T_qLLQ