En esta tarde fría -que no gélida- vamos a entrar pronto en calor. Voy a dedicar las próximas dos horas a la vida y obra del guitarrista Greg Lake, destacado adalid de la fusión entre lo clásico y lo moderno que se maridó a finales de los años sesenta, que, aunque parezca que fue ayer (por su notable influencia en la música actual), ya han transcurrido nada menos que seis décadas.

Greg nace en Poole, Dorset (Inglaterra) el 10 de noviembre de 1947. Desde muy niño se sintió atraído por la música al punto que escribió canciones mientras estudiaba en la escuela, alguna de ellas de notable proyección en el exitoso futuro musical que estaba por llegar, como veremos.

Su primera banda fue The Gods, nombre pretencioso para un grupo en ciernes, si bien la abandonó con 21 años en 1968 antes de publicar su primer álbum. Su antigua relación escolar con Robert Fripp propició que se unieran a la banda King Crimson. Tanto Greg como Robert tocaban la guitarra y el bueno de Greg comenzó a tocar el bajo en el grupo (probablemente sus prestaciones en el bajo sean tan destacadas como en la propia guitarra, que es casi siempre la tarjeta de presentación de los músicos que aquí incluimos). Eso sí, Robert quedó impresionado con la voz versátil de Greg, y acertó de pleno, porque juntos iban a integrar uno de los proyectos más sólidos y originales de la historia del Rock, junto a Mike Giles a la batería, Ian McDonald a los vientos y la destacable participación de Pete Sinfield al cuidado de los textos (nada menos que un poeta a la sazón que compositor para la banda King Crimson).

En 1969 el grupo se encierra en los estudios Wessex de Londres (Wessex Sound Studios, ubicados en la 106ª Highbury New Park, que en 1881 era el salón de la Iglesia de San Agustín y que en los años sesenta fue un estudio de grabación de referencia de artistas de la talla de The Rolling Stones, Sex Pistols, Queen, Pete Townshend o la propia banda de Greg), para grabar el álbum In the Court of the Crimson King, que tuvo excelente crítica, por su originalidad y valentía, incluso por parte de otros músicos.

Pero Greg Lake en aquellas fechas salía a banda por año. Apenas un año después, en 1970, tras prestar su voz en el tema In The Wake of Poseidon deja el grupo, cansado de las imposiciones de Fripp que no aceptó cambiar el nombre pese a la salida de todos sus componentes originales, y seducido por el canto de sirena del teclista Keith Emerson que por aquellas fechas tocaba en el grupo The Nice (banda inglesa de Rock Progresivo, caracterizado por superar el corto sencillo pop en favor de técnicas de instrumentación y de composición más frecuentemente asociadas con el Jazz o la Música Clásica en un esfuerzo por dar a la música rock el mismo nivel de sofisticación musical y respeto de la crítica), grupo con el que coincidió en una gira por Norteamérica en la que The Nice celebraba su despedida, enrolando en el nuevo proyecto al baterista Carl Palmer (por aquel entonces integrado en la banda Atomic Rooster, banda británica de Hard Rock y Rock progresivo cuyo recorrido llega hasta los primeros años ochenta). Nace Emerson, Lake and Palmer como el paradigma de grupo de Rock Sinfónico.

El primer disco de este trío con mayúsculas fue producido por el propio Greg (tras la dimisión del productor Tony Clarke, que, al parecer, no entendía hacia dónde iba el barco compositivo de la banda), y causó tanta sorpresa como admiración con su curiosa combinación de pasajes wagnerianos de Emerson sustentados con la precisa técnica de Palmer y, por supuesto, con la decisiva aportación del lirismo de Greg Lake.

Su siguiente trabajo discográfico fue Tarkus, ya en 1971, que consolidó su estilo ampuloso y convincente. Estamos hablando de tres músicos con personalidades muy fuertes en los que, por momentos, parecía que alguno ganaba la partida pero siempre con un resultado final conjunto de mutuas cesiones creativas. Es destacable su trabajo discográfico Pictures at an Exhibition, que es una versión libre y electrónica de Mussorgsky (1839-1881), gran compositor ruso e innovador de la música romántica, disco que para algunos críticos fue el momento creativo de mayor inspiración de este trío de ases.

Sin embargo, como otras veces hemos recordado aquí, la calidad de este disco no fue a la par que su éxito en ventas, lo que vino a dar un giro comprensible en su siguiente disco titulado Trilogy en un intento legítimo de llegar a un público más heterogéneo. Pero quizás era necesario incluso para abordar nuevas ideas originales. Pongo un ejemplo práctico perfectamente exportable al mundo artístico: ¿puede un abogado dedicar buena parte de su tiempo a una causa tan interesante como anti económica por una cuestión de principios? Por supuesto que sí, siempre que se trate de un profesional exitoso, que es aquel que tiene suficientes casos atractivos económicamente para regalar una parte de su tiempo a realizar un servicio sincero de vocación pública tan digno como la defensa de un inocente que quizás no tenga capacidad de pago.

Pues con Greg y sus chicos ocurre exactamente lo mismo, es necesario llegar al gran público, maximizar las ventas para poder desarrollar ideas más arriesgadas y originales hacia las que atraer también al público más comercial. Pero sigamos, que se me está poniendo cara de productor y parezco demasiado serio.

El éxito comercial del cuarto disco, el citado Trilogy, les permite fundar el sello discográfico Manticore en el que, además de ponerlo a disposición del grupo, también produjo álbumes de otros artistas como Premiata Forneria Marconi (banda italiana pionera del Rock Progresivo) o Peter Sinfield (el poeta guardián de los textos de King Crimson).

En 1973 se publica el último trabajo de este trienio maravilloso, titulado Brain Salad Surgery. El disco se caracteriza por un barroquismo exacerbado (sin que esto sea una crítica, al menos para mí), destacando una canción de Greg Lake titulada Still You turn me on (todavía me enciendes), que escucho y disfruto a la par que escribo este párrafo, y cuyo enlace comparto seguidamente: https://youtu.be/qjkSZUH5X78.

Pese a que el trío deja de publicar nuevos discos continúa a pie de escenario hasta 1980 en el que oficialmente se disuelve, si bien, en realidad, fue la confirmación formal de una disolución pretérita. No obstante, como todos los grandes deportistas cuando enfilan sus últimas carreras, aún hubo tiempo para actuaciones memorables como el disco grabado en vivo titulado In Concert durante su gira americana de 1977; si bien, como veremos, aún habría lugar para un reencuentro futuro.

Greg siguió su camino y colaboró con un explosivo y admirado guitarrista como Gary Moore, a quien dedicamos una entrada en este espacio el 28 de julio de 2018: Gary Moore: te has ido demasiado pronto ¡Cuánto echamos de menos tu talento!, junto con otros viejos amigos del Rock, dando luz al álbum Greg Lake en 1981 y posteriormente, ya en 1983, editó otro long-play (elepé) titulado Manoeuvres. A la par de estos trabajos más personales Greg Lake tocó unos meses de 1983 en el grupo Asia en sustitución del guitarrista John Wetton, grupo de rock inglés fundado en 1981 con músicos que habían formado parte de otras bandas como Yes, la propia King Crimson, Emerson, Lake and Palmer y The Buggles; en definitiva Greg se podría sentir como en casa recuperando sensaciones pretéritas de alguno de los grupos de su carrera.

Como antes anunciamos, la banda de su vida, Emerson, Lake & Powell, dio otro coletazo y publicó en 1986 un álbum con el mismo título que sirvió para retomar la actividad compositiva del grupo paralizada desde 1973 (a excepción del exitoso disco en directo In Corcert del que hablamos antes y también de un trabajo más fugaz como fue Love Beach en 1978), aunque en este trabajo no intervino el baterista Carl Palmer (que prestaba sus servicios en el grupo Asia) sustituyéndolo Cozy Powell. Pero no quedó la cosa ahí, en los años noventa Emerson, Lake & Palmer se vuelven a reunir integrándose en el circuito de giras del Rock Progresivo, publicando dos nuevos álbumes de estudio: Black Moon (1992) y In the Hot Seat (1994), siendo el año 1998 el último en el que esta banda, tan original como atractiva, actúa en público.

El nuevo siglo no desplazó el talento de Greg y se embarcó en un nuevo proyecto con el ex de The Beatles, el baterista Ringo Star, dando una gira en su All Star Band en 2001.

Años después, en 2005, comienza a tocar con una nueva banda con David Arch a los teclados, Florian Opahle a la guitarra, Trevor Barry al bajo, Brett Morgan a la batería y, claro está, Greg en la parte vocal, grupo que pronto iba a publicar un doble DVD en 2006.

Son destacables sus presentaciones en directo del trabajo Karn Evil 9, con la Trans Siberian Orquestra en 2006 en Nueva York y en 2007 en Cleveland, orquesta de Metal Sinfónico (estilo que combina las características propias del Heavy Metal con diferentes elementos de la música académica como instrumentos clásicos, orquestas, coros o voces líricas, es decir, los elementos que se tocan son similares a una sinfonía clásica), Rock Progresivo y Hard Rock.

Su trabajos discográficos en solitario se completan con los álbumes: King Biscuit Flower Hour Presents Greg Lake In Concert (1995), The Greg Lake Retrospective: From The Beginning (1997), From The Underground: The Official Bootleg (1998), Live (2000), Nuclear Attack (2002) y Greg Lake (Compilation, 2007).

Un 7 de diciembre de 2016 nos dejaste, querido Greg, aún muy joven y seguro que lleno de buenas ideas musicales maridadas con tanta experiencia. Tomaste hábilmente el relevo del nacimiento de una nueva fiebre musical, a finales de los sesenta, tras el álbum de los Moody Blues titulado Days of Future Passed, grabado junto con la orquesta del London Festival en 1967, que sirvió de presentación de la novedosa idea de fusión entre lo moderno y lo clásico. Pero el Rock Sinfónico, grandilocuente y, con frecuencia, carente de ritmo, no fue un estilo fácilmente conquistable pese a que muchos y buenos artistas lo intentaron. Tú lo conseguiste de forma natural en unión de excelentes músicos que compartían tus objetivos artísticos.

Está claro, admirado Greg, que has nacido para la música y has sabido encontrar los estilos y compañeros adecuados para desarrollar tu talento y pintar tu alma de forma comprensible y exitosa. Y si no que se lo digan a tus profesores de la escuela que a la par que “escuchabas” sus lecciones fuiste capaz de componer, ahí es nada, la canción Lucky Man, que años después se convertiría en uno de los temas más sobresalientes de Emerson, Lake & Palmer. Cuando me aburría en clase jugaba a combinar notas para crear acordes en un cuadrante indicativo de las cuerdas y de los doce primeros trastes de la guitarra; algún profesor pensaba que se trataba del tradicional juego de hundir barcos, y algo surgió, seguro que algún acorde de cuarta suspendida tan recurrente en mis gustos, pero, amigo, una canción como ésta, siendo apenas un crío ya vaticinaba tu exitosa carrera, canción que, por cierto, interpretaste en una de tus últimas actuaciones en el Royal Festival Hall de Londres en 2008 con la banda de Rock progresivo Jethro Tull.

Y me dejo para el final lo mejor: entre las buenas canciones de tus singles me voy a quedar (y te aseguro que para siempre) con I Believe in Father Christmas (“Yo creo en Papa Noel”), una canción hermosa, con una depurada técnica de guitarra combinando púa y dedos de la mano derecha en tu guitarra acústica. ¡Cómo no vamos a creer en Santa Claus con una canción como ésta! https://youtu.be/yfY4b1NszpY.