Esta tarde viene rockera, y bien que me anima, a la vez que este sol asturiano que se esconde en torno a las 18 horas, pero que hoy brilla a la par que el recuerdo de nuestro protagonista. Hablamos de Brian Jones, un Rolling Stone de fábula.

Brian nace el 28 de febrero de 1942 en Cheltenham (Inglaterra) y fallece con solo 27 años el 3 de julio de 1969. Miro su foto, tan elegante con una ropa irreproducible en los estándares de este siglo XXI, (aclaro que no es la foto que comparto en este blog), su mirada segura, aunque un tanto difusa, propia de ese tipo de personas que crean a la par que respiran, en plena juventud, y no dejo de pensar en cuántas cosas se ha perdido. Quizás algunas malas, pero soy de los que pienso que sólo por las buenas merece la pena aprovechar cada segundo como el último sorbo de vida. Brian hoy tendría 78 años y viendo la trayectoria de sus compañeros en The Rolling Stones, podría estar finalizando la gira de este año, -si hubiese habido conciertos multitudinarios y hubiésemos esquivado la pandemia-, o preparando la del siguiente curso. Si sigo mirándolo, creo que al final “acabaré hablando con él”. Pero no, mi inglés sería un incordio para ambos…

Volvamos a sus orígenes. Brian procede de una familia de clase media cualificada: su padre era ingeniero aeronáutico y su madre profesora de piano, por lo que la música siempre estuvo presente en su entorno familiar. Afortunadamente, le regalaron una guitarra y no un piano, aunque, como veremos, más tarde fue capaz de tocar muchos y diversos instrumentos, y comenzó a improvisar sobre la base de discos de Jazz de la fonoteca familiar. A este chico le sobraba descaro para debutar musicalmente ante su gente, (que para mí es más admirable y difícil que hacerlo para desconocidos), y presentó sus primeras actuaciones en público en su localidad natal de Cheltenham, ciudad balneario del suroeste de Inglaterra, situada en el condado británico de Gloucestershire.

Poco después saltó a la Europa continental tocando la armónica en los Cafés por varios países europeos. A su regreso a Gran Bretaña, Brian comenzó a interesarse por el rhythm & blues de los cantantes y guitarristas norteamericanos Jimmy Reed (1925-1976) y Muddy Watters (1913-1983).

Su inquietud y curiosidad por descubrir sonidos e instrumentos le llevaron a experimentar técnicas, aún poco difundidas en los sesenta en el mundo del Pop como el Bottleneck o Slide, estilo de guitarra en el que las cuerdas son tocadas a través de un pequeño tubo metálico, de cristal, o de porcelana, (a semejanza de cuello de botella), situado en el tercer o cuarto dedo de la mano que actúa en el diapasón. El sonido se presta especialmente a ligaduras y glissandos (que es un adorno, un efecto sonoro consistente en pasar rápidamente de un sonido hasta otro más agudo o más grave haciendo que se escuchen todos los sonidos intermedios posibles), generando además un clima muy característico, por ejemplo en el blues. Otro aspecto novedoso para la guitarra que utilizó Jones es el fuzztons, que es un pequeño aparato que acentúa las vibraciones produciendo una distorsión.

Comentamos antes que Jones comenzó con esa primera guitarra sus pinitos con la música pero su ambición y exploración musical pronto necesitó de otros instrumentos para desarrollar sus creaciones. Simplemente en la subdimensión instrumental de guitarras Brian trabajaba con Vox de seis y doce cuerdas, una Mando Guitar (guitarra con forma de mandolina), una Bijoo Guitar, ideal para reproducir las tonalidades de un sitar, (instrumento musical tradicional de la India y Pakistán de cuerda pulsada, como la guitarra, similar a ésta y al laúd o el banjo pero con el mástil más grande, instrumento versátil con sonido delicado y brillante, se identifica por su sonido metalizado y sus glissandos), además de las marcas de sonido contundente como la Gibson Firebirds y varios modelos de la Rickenbacker.

Dentro del abanico de instrumentos que Brian manejaba se cuentan el dulcimer, (instrumento de cuerda percutida, como el piano, compuesto de varias cuerdas de alambre dispuestas en grupos de dos a cinco por nota y distribuidas a lo largo de una caja de resonancia plana y con forma trapezoidal), la armónica, la mandolina, la cítara hindú, el mellotrón (instrumento musical electro-mecánico polifónico de los años sesenta), el arpa, las campanas tubulares (se llaman así porque de hecho, su sonido es similar al de las campanas de iglesia, a las que se trataron de emular), marimbas (es un instrumento de percusión auditivo, que consiste en una serie de láminas de madera de distintos tamaños, dispuestas de mayor a menor, cada una con una altura de sonido diferente, que se golpean con mazos para producir notas musicales), así como diversas percusiones. Es destacable su interpretación de flauta de pico en el tema RubyTuesday, de The Rolling Stones. Pero no nos adelantemos.

Con este ADN musical el bueno de Brian conoce a Mick Jagger y Keith Richards, a quien dedicamos un espacio en este blog el 28 de febrero de este año: Keith Richards, una guitarra rítmica de impresión, con los que, junto con el pianista Ian Stewart, estaba a punto de fundar la banda de Rock más famosa y universal de todos los tiempos: The Rolling Stones, en 1962. El responsable de que estos cuatro músicos se conociesen no fue otro que Alexis Corner (1928-1994), cantante británico, nacido y muerto curiosamente en Francia, con el que Brian coincidía en tantas tardes de blues en el Club donde Alexis tocaba con su grupo Blues Incorporated.

La mixtura entre Brian, Mick y Keith los llevó a vivir juntos en Londres en un barrio de Chelsea, y pronto se iba a gestar la leyenda de esta excepcional banda internacional que aún continúa en activo. La andadura musical de The Rolling Stones se inicia en 1962, con Brian entre sus integrantes originales, y es que ésta será la banda de su vida en sentido artístico pero también fáctico, puesto que permanece en ella hasta prácticamente su fallecimiento en 1969.

No se puede decir que Jones haya compuesto los temas en este magnífico periodo olímpico de Rock de primera fila (1964-1968), pero es de justicia resaltar que su toque imaginativo, su versatilidad interpretativa y su original búsqueda de sonidos diversos fueron parte inescindible de los clásicos temas de este grupo de leyenda durante sus primeros años, encargándose de la guitarra rítmica y aportación de instrumentos adicionales a la base de voz, guitarras, bajo y batería, destacando por su competencia en los arreglos de las guitarras, tales como en Mother´s Little Helper o She´s a rainbow, y también por su aportación vocal en los coros.

Quizás haber fundado y desarrollado una carrera musical en un grupo único y mítico pueda ser el culmen de tantos y tantos músicos de todo el orbe pero si pensamos en Brian, con 20 años en 1962, de un carácter difícil por su tendencia a las depresiones, en un entorno eléctrico: con ensayos exigentes, grabaciones, giras, entrevistas, vida personal desordenada, presión mediática, tanta gente interesada y aduladora a su lado, sin tener un minuto para parar y preguntarse por uno mismo, y si esto es verdaderamente lo que uno ansía, y, si fuera así, disponer de unos instantes para calibrar cuál es el precio de este viaje y a dónde te va a llevar, podemos comprender mejor su destino final. Se puede rebatir con sentido que otros componentes igualmente jóvenes del grupo aún están en la autopista del éxito pero eso no hace más débil a Brian que aceptó el reto de acelerar su vida al ritmo del crecimiento desbordado de la banda, en el que las drogas se aliaron con el espectro maligno que quiso llevárselo prematuramente. Y no fue un trance imprevisto, sus problemas psíquicos derivaron en comportamientos delictivos por los que llegó a ser arrestado pasando también por Centros Psiquiátricos, desarrollando una paranoia de ideas fijas, obsesivas y absurdas, basadas en hechos falsos o infundados, que hicieron insostenible la relación con sus compañeros de grupo, por lo que fue despedido apenas unos días antes de su fallecimiento, tras la grabación del disco Beggar´s Banquet. A ello también contribuyó el problema personal que se generó cuando su compañero Keith Richards comenzó a salir con la que había sido su novia, la actriz Anita Pallenberg.

Ello no impidió que sus compañeros como el propio líder, Mick Jagger, reconocieran su talento y creatividad y no sólo como guitarrista sino como músico en sentido amplio. Mick llegó a afirmar: “Brian tocaba muchos instrumentos, de hecho podía hacer música con cualquier cosa, hasta con una lata de cerveza…”. Pero la profesionalidad que exigía un grupo tan universal como The Rolling Stones no podía esperar por Brian porque la industria musical siempre está en marcha a cuatro turnos.

Esa última grabación en la que participó Brian, Beggar´s Banquet, deja muestra de su gran talento con el estilo slide al que antes hicimos referencia, en los temas No expectations, Jig-saw puzzle o The salt of the earth.

Escucho y visiono en estos momentos el vídeo de No expectations, que comparto con vosotr@s, donde se aprecia la técnica del bottleneck y resulta conmovedor ver a un Brian Jones tan joven y con tantas cosas que aportar que, desgraciadamente, estaban a punto de escaparse, como las hojas de otoño empujadas con violencia por el viento: https://youtu.be/ONymOaZ-IQ8.

Pero éste no fue su último trabajo discográfico sino que, poco antes de fallecer, Brian hizo un viaje a Marruecos y grabó allí un disco con músicos marroquíes, disco póstumo, publicado en 1971 por la propia compañía de The Rolling Stones y que se bautizó como Brian Jones presents the pipes of pan in Joujouka. Y es que el interés de Brian por instrumentos orientales tuvo también su influencia en la banda británica en temas como Paint it Black, en el que suena un auténtico sitar amplificado tocado por Jones.

Su discografía en The Rolling Stones está integrada por los siguientes álbumes: The Rolling Stones (1964), England´s Newest Hit Makers (1964), 12×5 (1964), The Rolling Stones No2 (1965), The Rolling Stones. Now! (1965), Out of our heads (1965), December´s Children (and Everybody´s) (1965), Aftermath (1966), Big Hits (High Tide and Green Grass (1966), Got Live If you Want It (1966), Between the Buttons (1967), Flowers (1967), Their Satanic Majesties Request (1967) y el apuntado Beggar´s Banquet (1968).

Pues sí, querido Brian, 328 meses de vibrantes experiencias y originales creaciones, tocando instrumentos de familias tan diversas, entre las que, claro está, no podía quedar el viento, y con sólo quince años también te atreviste con el clarinete en la Dean Close Junior Public School. Tampoco te fuiste sin dejar una pincelada en el cine con tu aportación de la banda sonora de la película alemana Mord Und Totschalg (1967), presentada en Cannes. Seguro que no deja de sorprenderte la consistencia de la banda The Rolling Stones, aún juntos, y dando giras exitosas casi sesenta años después de su creación, banda de la que no has dejado de formar parte.

Lástima que toda esa gran colección de canciones propias no hayan encontrado su lugar en tantos y buenos discos de The Rolling Stones, pero es seguro que podrían rivalizar con buena parte de los éxitos clásicos de una banda que siempre estará asociada a tu creatividad y talento. Te marchaste un 3 de julio de 1969, apenas unos días antes de que la misión Apolo XI llevara por vez primera a un hombre a la luna. Quiero pensar que al igual que has descubierto y experimentado tantos sonidos originales, ese carácter inquieto y ambicioso tuvo que impulsarte a adelantarte a los astronautas para prepararles el camino, y facilitarles el éxito de su misión. Porque tú eres un pionero de la música, de la vida y del universo. Cuando te reencuentres, muchos lustros después, con Mick y Keith, déjales claro quién compone los temas en el cielo.