Viernes Santo, festivo, que siempre es un día especial para cuant@s participan o presencian los diferentes eventos religiosos de la religión cristiana en sus diferentes confesiones. Tiempo también de descanso y para escribir en este blog. En esta ocasión voy a dedicar un par de horas a un guitarrista sueco de primer nivel del Hard Rock. Hoy es la tarde de Mattias “IA” Eklundh.
Nuestro protagonista de hoy es de la quinta de 1969 (el año en el que el hombre llega a la luna) y, como veréis, se trata de un guitarrista actual que destaca por su innovación en un mundo tan sobresaturado de bandas y especialidades como es el Rock duro. Este sueco de Gotemburgo comenzó en la música con apenas 6 años, tocando -ahí es nada- la batería con una primera influencia del grupo norteamericano Kiss y, en concreto, de su disco “Destroyer” (su cuarto álbum de estudio lanzado en 1976). Sin embargo, a los 11 años queda cautivado por el sonido de la guitarra del polifacético artista estadounidense Frank Zappa que, en sede musical, aportó su talento a estilos tan diversos como el Rock, el jazz, el blues, la música electrónica, etc. Y así, el cambio de instrumento, de la percusión a la cuerda pulsada, era cuestión de tiempo y cristaliza en su preadolescencia, a partir de los 13 años, edad estupenda para comenzar a tocar nuestro instrumento, al estar suficientemente desarrollados nuestros dedos. En varias ocasiones hemos mencionado aquí la dificultad de tocar la guitarra en tamaño senior cuando los dedos del intérprete son tan pequeños como los de los niños de 6 años (edad en la que comenzó el bueno de Mattias con la batería), y es que las posiciones y el pisado de cuerdas de la mano izquierda confronta con la anchura convencional del mástil y, especialmente, con las distancias entre los primeros trastes del instrumento (ya no digamos cejillas, para pisar las seis cuerdas). Es cierto que hay guitarras de menor tamaño, pero no son demasiado comunes en las tiendas de instrumentos, como sí ocurre con los instrumentos de arco (especialmente el violín y la viola, con formatos diseñados especialmente para niños). En cualquier caso, esto responde a la demanda del mercado que es aún menor en guitarra clásica o eléctrica que en violín, además de que la edad media de inicio en uno y otro instrumento es muy diferente, puesto que la guitarra suele ser elección de preadolescentes y el violín de los padres de los niños de corta edad. En cualquier caso, la batería seguro que también representó una dificultad grande para el jovencito Mattias, por el esfuerzo físico y la contundencia en la pegada que requiere, lo que representa un “Everest” para niños tan pequeños.
Llegados a este punto hay que decir que Eklundh es zurdo pero toca la guitarra como diestro, algo que no siempre sucede con otros intérpretes. Aquí hemos tratado la biografía de Hendrix el 8 de marzo de 2019: Jimi Hendrix: contigo empezó todo, en la que destacamos que lo más impactante de su ejecución musical era que, al ser zurdo, tocaba con la guitarra al revés y con las cuerdas en sentido inverso (las agudas arriba y las graves abajo), lo que resultaba estéticamente peculiar no ya por la estructura de la Fender en sentido inverso sino especialmente por verle puntear por las cuerdas superiores. Esta peculiaridad le permitía un manejo más fluido de los mandos de control y de la palanca de vibrato, tocados prácticamente al unísono. Por contra, todo resulta más difícil si ya has aprendido a tocar como diestro y precisas, por un desgraciado accidente, intercambiar los roles de las manos. Efectivamente, en este blog hablamos también de Django Reinhardt el 3 de enero de 2020: Django Reinhardt, un guitarrista superior del Jazz, en el que dimos cuenta del incendio que en 1928 le produjo graves lesiones en su mano izquierda, -la que los guitarristas diestros utilizamos para fijar las posiciones y escalas en el diapasón-, con el triste resultado de que los dedos anular y meñique de la mano izquierda quedaron contraídos sobre la palma de la mano por acción del calor del incendio sobre sus tendones. El problema es que se trataba de la mano izquierda y para un diestro cambiar la función interpretativa de ambas manos, tras haber practicado tantos años en la línea propia de su tendencia natural, resultaría muy difícil, ya que no se trata de aprender una técnica solamente sino de desaprender la dominada. Y este brillante músico fue capaz de ingeniar un sistema de digitación que le permitiera seguir tocando. Lo alucinante es que precisamente esta habilidad diferente, que sólo pueden gestar los que son capaces de convertir una limitación en un reto, dio lugar a un estilo propio y bien reconocible, cuyo legado, 90 años después resulta universal. Y no se conformó Reinhardt con utilizar el índice y medio de su mano izquierda dañada sino que supo sacar partido a sus dedos enrollados para fijar acordes y octavas en las dos primeras cuerdas.
Pero volvamos a Eklundh. Durante los primeros años de su adolescencia se enfrasca en la regular práctica de la guitarra como si no hubiera un mañana, quizás pensando en recuperar los años dedicados a la batería, con esa inmediatez que requieren las hormonas adolescentes, que cuando reposan en la edad adulta, seguramente “confirmaron” al guitarrista que los años de exploración de la percusión fueron necesarios para crecer como músico y encontrar, ahora sí, su camino artístico.
Con su primer grupo, “Frozen Eyes” consigue grabar un disco con el mismo nombre que se publica en 1988, cuando aún no había cumplido los veinte años. Poco después, en 1991, se traslada a Copenhague (un lugar encantador para vivir, que visité en 2001 y 2003, y con gran ambiente nocturno) y en la capital danesa se une a la banda “Fate” con la que saca un álbum ese año titulado “Scratch ‘n’ Sniff”.
Pero estamos ante un inquieto veinteañero que no para de involucrarse en nuestros proyectos para acabar de encontrar su lugar en el mundo de la música. En 1992 forma el grupo “Freak Kitchen”, el grupo de su vida, con el que tendrá una prolífica carrera discográfica que se compone de los siguientes trabajos: Appetizer (1994), Raw (1994), Swedish Hard Rock and Heavy Metal 1970-1996 (compilation, 1996), Spanking Hour (1996), Freak Kitchen (1998), Dead Soul Men (2000), Move (2002), Lost in Bordeaux (single, 2002), Swedish Hard Rock & Heavy Metal – bonus CD (2002), Nobody’s Laughing (DVD single, 2002), Organic (2005), ProgPower USA VII/The CD (2006), y Land of the Freaks (2009). No obstante, ésta no es una lista cerrada, no ya porque en cualquier momento el bueno de Mattias nos sorprenda con un nuevo disco de la banda sino porque ha realizado más de 40 trabajos discográficos adicionales, tanto en solitario: Mr Libido/Sensually Primitive (1997), Freak Guitar (1999) y Freak Guitar – The Road Less Traveled (2004), como en colaboración con otros artistas (entre muchos otros, con el grupo sueco de Jazz fusión y rock progresivo The Jonas Hellborg Trio, o con la banda sueca de Death Metal Soilwork).
Es hora de escuchar alguno de sus trabajos. Y he elegido el vídeo del tema “Clean Sweep”, un espectacular ejercicio de arpegios en aceleración/desaceleración con una guitarra eléctrica de 8 cuerdas, sin ningún tipo de referencia de notas en el mástil: https://youtu.be/yg9aRBQISj4.0. Ejecución y sonido espectacular. Pero cuando antes dijimos que este guitarrista es un innovador de nuestro instrumento, bien puede demostrarse con este vídeo que comparto a continuación, incluido en el álbum Freak Guitar (vol.1): https://youtu.be/cYQyJGVwNPw, en el que podemos ver a este genial guitarrista sueco tocando la guitarra eléctrica con diferentes técnicas de pulsación en su mano derecha (dedos, púa, tapping, etc.; en definitiva, haciendo gala de su merecida fama de guitarrista versátil con técnica virtuosa y ardiente, sostenida por una imaginación desbordante).
Pero precisamente esa capacidad de cambio de registro musical puede escucharse en un tema mucho más íntimo, dedicado a su padre fallecido. Hablamos de “Father“, incluido en el disco Freak Guitar – The Road Less Traveled (2004) en cuyo vídeo se observa un sonido más reposado y nostálgico pero a la par optimista, como queriendo atrapar por siempre esos momentos compartidos con su progenitor en los momentos felices y especiales de sus vidas: https://youtu.be/FV8USCYtIPQ; sin olvidar que Mattias, además de por su extraordinaria capacidad creativa e interpretativa, también es un reconocido vocalista del género. Pese a su capacidad de mimetizarse con diversos estilos musicales, podríamos encuadrarlo en el llamado Art Metal, un género de fusión de heavy metal y rock, muy relacionado con el post metal y el metal progresivo.
La razón de traer a Eklundh este viernes al blog fue por una animada conversación nocturna con mi amigo Pablo López Rodríguez (gran coleccionista de música sueca, de bandas no excesivamente conocidas), y esa conversación estimuló mi interés por descubrir algunos de los más destacados guitarristas de esa hermosa tierra escandinava (que también tuve oportunidad de conocer en 1998, 2001 y 2003), y Mattias ‘IA’ Eklundh es un más que digno representante del Hard Rock del Norte de Europa.
Me lo he pasado genial, admirado Mattias, descubriendo tu completa e interesante producción musical, que tiene como bandera la constante innovación e influencia en estilos muy diversos. Tú mismo has dicho que tienes “oídos muy liberales”, y para llegar a este punto de admiración artística en tantos y lejanos lugares del mundo (fuiste elegido The Guitar Player Of 90’s según las revistas japonesas), has tenido, como bien apuntas en tus entrevistas, que: “…caminar por el camino menos transitado, dejarme crecer mi propio bigote para hablar. Soy de Suecia y hago todo al revés. Soy zurdo y no uso ningún tipo de efectos. La guitarra en sí contiene tantos sonidos que puedes usar…”. Y tú, querido Mattias, sí que los has usado bien, y además has querido hacer partícipe de tu apasionante viaje musical, nada convencional, a cuantos seguidores han querido convertirse en tus discípulos para aprender y mejorar su técnica de guitarra, publicando diversos vídeos, CD y DVDs didácticos como Freak Guitar Vol 1 (1995), Hyper Freak Exercise (1999), Hyper Freak Exercise (2001) y Super Virtuosity (2004); seguro que aquellas lecturas de manuales musicales en tu adolescencia en recurrentes tardes de biblioteca, cuando empezabas a tocar la guitarra, te pusieron en la pista del material que en realidad necesitaba un aspirante a tocar este maravilloso instrumento. Como dices y suscribo libra por libra: “Creo que el tiempo es la palabra clave para tratar de abrir nuevos caminos”, y esos nuevos caminos que has abierto en la música te han significado la excelsa calificación de revistas especializadas y, entre ellas, ya para concluir, me quedo con las palabras publicadas en la revista inglesa Kerrang: “…Más rápido que Malmsteen, más suave que Michael Lee Firkins y, maldición, mejor que Vai”. Difícilmente se te puede elogiar mejor con menos palabras. Elegiste un camino diferente, no convencional, por ello tuviste que explorarlo en solitario, pero ahora sólo tú tienes la originalidad de su conquista.