Quizás pueda pensarse que un compositor como J. S. Bach no “empasta” bien en un foro de guitarra, ya que resulta más fácil asociarlo a otros instrumentos, pero, como veremos, hay un buen catálogo de composiciones de este excepcional talento transcritas para guitarra clásica.
Quiero detenerme en estos días de invierno en la Fuga en Mi menor (originalmente en Sol menor), obra que es con seguridad la pieza de guitarra más difícil a la que me enfrenté en la carrera, formando parte del programa de sexto de guitarra del Conservatorio Superior de Música Eduardo Martínez Torner de Oviedo, en el que me examiné de ese curso con la fortuna que esta composición no fue ninguna de las tres elegidas por el Tribunal para evaluarme, ya que, de haberme tocado interpretarla en aquella mañana lejana de junio de 1997 es muy posible que no hubiese superado el examen. Recuerdo que una profesora comentaba algo así como que uno podía tener la sensación de dominar esta pieza cuando era capaz de reproducir mentalmente la imagen de cada compás de la obra, sirviendo su visualización como “red de rescate” para conseguir dirigir con precisión los dedos en su ejecución, si en algún momento, fatalmente, uno se pierde siguiendo la partitura (obviamente no llegué nunca a visualizarla por entero). Aún hoy hay cambios en la mano izquierda que me resultan muy difíciles no sólo de ejecutar sino de ligar rítmica y expresivamente con seguridad.
La partitura que manejé es una transcripción realizada por el gran maestro alicantino José Tomás Pérez Sellés (fallecido en 2001), que está realizada manualmente, lo que dificulta su lectura, máxime cuando las 4 caras que componen la obra tuvieron que reducirse convenientemente (a la mitad de tamaño) a fin de poderlas integrar a la vez en el atril (4 hojas en 2) y así no tener que interrumpir la interpretación para pasar la hoja.
Se trata de un compás de 4 por 4 con subdivisión binaria, en tempo “Allegro” -lo que requiere una fluidez y limpieza en los cambios muy notable- y, como obra representativa de su época tiene una armonía consonante y previsible, muy agradable de escuchar, con ligados y algún trino ejecutados en la forma invertida típica del Barroco desde la nota auxiliar superior, es decir, como si tuviese una apoyatura antes (a diferencia del trino directo o clásico que se interpreta comenzando en la nota principal).
La ejecución correcta de la Fuga requiere obtener un sonido claro que permita “cantar” a las diferentes voces graves y agudas que desarrollan el tema principal una y otra vez, a lo largo de diferentes escalas, tema escrito en una tonalidad menor, triste -que evoca al siglo XVIII y a todos los miedos e inseguridades de su tiempo-, con arpegios ascendentes y descendentes, unidos, que sirven de episodios intermedios que desembocan en el dibujo básico, siendo destacables los acordes en posiciones muy abiertas de alta dificultad de precisión, que considero muy interesantes como “gimnasia digital” al modo de los estiramientos previos al ejercicio físico.
La verdad que redescubrir la Fuga de J.S. Bach ha sido una grata experiencia, no sólo por la calidad y belleza de la obra sino muy especialmente porque dispone de un grado de dificultad extraordinario en la lectura, cambios, velocidad, sonido y notas de adorno, recorriendo todo el diapasón con fluidez sin perder naturalidad, con la certeza de que la nota siguiente va a ser tanto o más atinada armónicamente que la anterior. Puede decirse que ser capaz de tocar en público con la seguridad que ello demanda una obra como ésta es tarjeta de presentación muy digna para cualquier guitarrista, ya que, incluso un profano, puede apreciar la preciosa música que escucha a la vez que la vistosidad de la digitación del intérprete. Un gran trabajo, sin duda, de muchas horas de estudio cuyo resultado final representa la satisfacción personal y profesional de superar un auténtico reto (nada sabe mejor que aquello que nos cuesta).
Johann Sebastian Bach, nació en 1685 en Eisenach (la actual Turingia), y murió en 1750 en Leipzig (actual Sajonia), dentro del Sacro Imperio Romano Germánico. El año de su muerte se hace coincidir por parte de los historiadores con el final del Barroco musical. Fue compositor, clavecinista, organista, violinista, violista y cantante. Bach no compuso ninguna obra para guitarra -toda vez que en el Barroco la guitarra, tal como la conocemos hoy, no existía-, si bien sí compuso con éxito obras para laúd, disponiendo de cerca de un centenar de transcripciones para guitarra clásica de sus obras creadas en diversos instrumentos, destacando además de la Fuga, las Suites para Laúd adaptadas a la guitarra clásica, Preludio n. 3 for two guitars, Minuet 1 for two guitars, Gavotte 1 e 2, “Jesus a Alegria Dos Homens” (cantata 147), entre otras.
Con los instrumentos modernos y medios técnicos actuales ¿Qué sería capaz de crear un genio de su “estatura” en el siglo XXI? ¿Por qué instrumento se decantaría? ¿Qué estilos musicales exploraría?